El estilo de Picasso


 Pablo Picasso fue un artista genial, muy influyente en el desarrollo del arte contemporáneo del siglo XX. Su enorme talento supo absorber numerosas influencias para crear una perspectiva singular en la pintura. Arte y vida, la suya propia y la de su tiempo, confluyen igualmente en su mirada. Podemos hablar de un estilo personal independiente y libre que cambia con el tiempo. Tiene presente a los pintores del pasado, pues su padre era profesor de dibujo, y estuvo matriculado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, muy cerca del Museo del Prado. Ese espíritu libre, le llevó a recibir las influencias de la nueva pintura que se desarrollaba en París, el centro artístico del momento, donde se fraguaban las vanguardias.




El primer estilo del artista de define por la tonalidad, primero azul de los cuadros, con temas tristes, que representan a mendigos y enfermos, entre 1900 y 1904, cuando cambia, seguidamente a la tonalidad rosa, con temas melancólicos relacionados con el circo. Picasso siempre mostró un portentoso dibujo, preciso en los detalles y creador de las formas. Este talento se observa en estas manifestaciones iniciales. Pero su desafío en el lenguaje pictórico fue con la creación del cubismo, uno de los movimientos vanguardistas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Un movimiento que hunde sus raíces en la obra de Paul Cézanne y en la escultura ibérica y africana. El cuadro, Las señoritas de Aviñón (1907), concretaron diferentes experimentaciones en el nuevo estilo que rompe con la representación del espacio tridimensional de planos de color quebrados en ángulos agudos.




El artista desarrolló el cubismo propiamente dicho entre 1908 y 1916, primero el llamado analítico, de colores apagados y tonos ocres, verdes y grises, donde la representación de figuras estáticas y bodegones se descompone en una maraña de líneas y planos; luego el sintético, a partir de 1912, caracterizado por figuras de color uniforme y contornos geométricos. Además, la pintura se combina, con papeles pintados y otros objetos. Aparecen como temas instrumentos musicales, naturalezas muertas y retratos. Después de 1917, Picasso consolidará un estilo cubista menos constructivo, y creará obras como los Tres Músicos, sin embargo, un viaje realizado a Italia, y el contacto con los ballets rusos, le inspirarán una fase clásica de su pintura, que evolucionará entre 1923 y 1925. 




A finales de los años veinte y a lo largo de los años treinta, cuando Europa vive momentos dramáticos por la crisis económica y política por el avance del totalitarismo fascista, se encontrará próximo al movimiento surrealista. Su estilo se vuelve más expresionista, para representar el dramatismo de la época. La obra capital será Guernica (1937), una pintura comprometida con la Segunda Republica española, que se ve violentada por los avances de la sublevación militar en la Guerra Civil, que denuncia el horror ejercido sobre la población civil. Tras la guerra mundial, la temática se hizo más desenfadada y optimista, e hizo versiones de pintores clásicos como en Las meninas de Velázquez. Una auténtica manifestación de la alegría de vivir a través de la pintura.

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