Batalla del Cabo de Santa María. Francis Sartorius |
El pasado 25 de febrero regresó a España el tesoro en monedas de oro y plata que transportaba el barco Nuestra Señora de las Mercedes, cuando fue hundido por una escuadra inglesa en la batalla del Cabo de Santa María en 5 de octubre de 1804. Permaneció doscientos años en aguas internacionales frente a las costas de Portugal hasta que fue hallado y rescatado por la empresa norteamericana, caza-tesoros, Odissey. Aunque sabía desde el principio que se trataba de un barco español que transportaba moneda acuñada en el Perú con la efigie de Carlos IV, porque sus investigadores habían trabajado en los ricos archivos españoles, negó que fuera el barco documentado, si no el mítico Black Swan, para eludir cualquier responsabilidad con los legítimos propietarios y sacarle el máximo beneficio al hallazgo.
Sin embargo, el Estado español reclamó la propiedad del tesoro, por cuanto el derecho internacional así se la da si el contenido de los barcos hundidos tienen carácter militar. También por la pretensión de preservar el patrimonio histórico y la memoria de los muertos que en esa batalla fueron numerosos. Tuvo que demostrar tales términos, corroborado por la abundante documentación conservada sobre el viaje, el barco y los protagonistas.
Una misión de paz que había salido de Montevideo el 9 de agosto de 1804 formada por cuatro fragatas, La Mercedes, La Medea, La Clara y La Fama, con la misión de traer a España los beneficios del virreinato del Río de la Plata. Don José de Bustamante, al mando de la flota, tuvo que hacer frente a los ingleses, que estaban en guerra con los franceses, por la pretensión de los primeros de hacerse con el botín. El apresamiento del resto de la flotilla y los supervivientes supuso la declaración de guerra a Inglaterra y el antecedente de la más famosa batalla naval de Trafalgar, el 21 de octubre de1805.
Una misión de paz que había salido de Montevideo el 9 de agosto de 1804 formada por cuatro fragatas, La Mercedes, La Medea, La Clara y La Fama, con la misión de traer a España los beneficios del virreinato del Río de la Plata. Don José de Bustamante, al mando de la flota, tuvo que hacer frente a los ingleses, que estaban en guerra con los franceses, por la pretensión de los primeros de hacerse con el botín. El apresamiento del resto de la flotilla y los supervivientes supuso la declaración de guerra a Inglaterra y el antecedente de la más famosa batalla naval de Trafalgar, el 21 de octubre de1805.