Fin del proyecto El Hombre del Renacimiento


Los alumnos de 3º de ESO han finalizado el proyecto de este primer trimestre El Hombre del Renacimiento para el estudio del arte y la cultura de este periodo. Los resultados de las diferentes tareas se han situado en las web porfolios de cada uno de los grupos de trabajo, después de su evaluación.

Los últimos glaciares españoles


El mes pasado saltó la noticia que nos recordaba la muerte lenta de los dos últimos glaciares españoles situados en la cordillera de los Pirineos, que es la única de nuestro país que los alberga, además de ser los más meridionales de Europa. El más grande y el mejor estudiado es el glaciar del Monte Perdido, frente al de Maladeta-Aneto. Se prevé que serán los primeros en desaparecer del Viejo Continente por las condiciones límite en la que se encuentran. El principal enemigo es la subida de las temperaturas medias de la zona en 1,5 grados, frente a una subida media global de 0,7 grados. Cumplen el fenómeno general de todo el planeta del retroceso de los glaciares de alta montaña.


El glaciar de Monte Perdido como es propio de estas formaciones del relieve supone una acumulación de hielo que se mantiene a lo largo de todo el año y que está en continuo movimiento, en concreto, posee un kilómetro de largo y unos 500 metros de alto y avanza tres centímetros al día. En las últimas décadas se ha dividido en dos partes sin conexión, una superior y otra inferior. La pendiente de la zona superior es cada vez más pronunciada lo que dificulta la acumulación de nieve esencial para su mantenimiento durante las estaciones de primavera y verano. Igualmente, las piedras que cada vez afloran más son como radiadores que aceleran la fusión del hielo. Según las medidas aportadas por la técnica del escáner láser terrestre, ha perdido de media cinco metros de grosor, aunque hay puntos en que son 14 metros menos. Si continua la tendencia de los últimos 20 o 30 años, una gran parte desaparecerá completamente en una lenta agonía.

130 años de National Geographic


La Fundación Telefónica organiza la exposición, UNA VENTANA AL MUNDO. 130 AÑOS DE NATIONAL GEOGRAPHIC, dedicada a esta organización nortemericana sin ánimo de lucro creada en 1888 para extender las fronteras del conocimiento de la Geografía. Una organización, la más importante de su categoría, que ha respaldado en ese tiempo la actividad de científicos e investigadores de todo el mundo. Bajo su ámbito desarrollaron su labor, el explorador del Polo Norte, Robert E. Peary o el descubridor de la Ciudad de Machu Pichu, Hiram Bingham. Más cercanas a nuestra época se encuentran las primatólogas Jane Goodall y Dian Fossey, el oceanógrafo y arqueologo marino, Robert Ballard, descubridor de los restos del Titanic, o el biólogo marino español Enric Sala.


La institución ha sabido adaptarse a los tiempos y cambiar los objetivos de las principales misiones. Si en sus inicios la meta era la exploración de la Geografía mundial y la búsqueda de lugares aún desconocidos para el hombre, las prioridades han dado paso a la exploración del espacio y el fondo de los oceános, última frontera actual, fuente de vida desde los inicios de nuestro planeta y una de las principales misiones de conservación para garantizar la supervivencia de nuestra especie. A través de su revista, que lleva publicándose ya veinte años en España, los documentales, los canales de televisión y los perfiles en las redes sociales, nos podemos informar de la labor de National Geographic.


El visitante de la exposición comprueba por medio de fotografías, vídeos y objetos icónicos la  larga trayectoria de la institución, organizada en cinco secciones: Terra Incognita, donde conocemos su nacimiento y la era de las expediciones con secciones como Cartografía, Montañismo, Exploración polar y Exploración expacial. En Origen, se muestran las investigaciones que han contribuido a descubrir nuestro desarrollo como especie, por medio de las secciones, Antropología y primatología, Paleontología,  y Arqueología. En De Profundis, la mirada se centra en el mundo submarino. En El futuro en juego, se tratan los retos para impedir la degradación de nuestro entorno natural, con los apartados titulados, ¿Planeta o plástico?, Peligro de extinción y Tecnología y biodiversidad. Finalmente, en Convivencia, se abordan los desafíos más actuales, como la diversidad de género y los problemas raciales.


Características esenciales de la arquitectura románica

Nave central de la catedral de Santiago de Compostela

El primer gran estilo artístico de la Edad Media, que se extendió por Europa durante los siglos XI y XII, fue el Románico. Tuvo como contexto a la sociedad feudal, organizada entorno a la monarquía, la nobleza y el clero que promovieron la construcción de numerosos edificios religiosos, tanto catedrales como pequeños edificios para el culto, y los monasterios de la orden de Cluny, que recibieron numerosas donaciones. Este mundo de guerreros y campesinos, superado el milenio, creó una forma específica de entender la arquitectura que se transmitió por las rutas de peregrinación. Desde Alemania hasta Castilla y León, podemos estudiar numerosos ejemplos de este estilo, que, a pesar, de las peculiaridades regionales, presenta una serie de características esenciales.


La primera de ellas es el empleo del arco de medio punto, y su prolongación espacial, la bóveda de cañón, como elementos sostenidos principales.


 El peso de esta cubierta requiere de arcos fajones que conducen tal magnitud a potentes pilares, principalmente compuestos, y gruesos muros, reforzados por contrafuertes, como elementos sustentantes, que suponen la segunda característica esencial del estilo, el predominio del muro sobre el vano. 

Interior cúpula de la catedral de Zamora

Este estilo emplea otros elementos sostenidos, como la bóveda de arista, principalmente para las naves laterales de los templos y la cúpula, localizada en los cimborrios sobre el crucero.

Bóvedas de arista