Cine e historia medieval: El hombre del norte


 
La película, EL HOMBRE DEL NORTE, escrita y dirigida por Robert Eggers, está ambienta en el siglo IX, en los países nórdicos. Primero en Noruega, y luego en Islandia, donde se desarrolla la mayor parte del tiempo. Por aquella época, se vivía en Europa, la invasión de distintos pueblos, entre los que se encontraban los vikingos. Hacía poco que había terminado el glorioso reinado de Carlomagno, que había intentado recuperar el imperio romano. La invasiones violentas de los vikingos que asolaban las costas en busca de riquezas y esclavos, trajeron la inseguridad de las vías de comunicación, y provocaron el surgimiento del Feudalismo, una nueva organización política, social y económica, propia de la Alta Edad Media, y que responde a la debilidad del poder de los reyes frente a los nobles guerreros que se hacen con el poder en su propio territorio.




Los pueblos nórdicos, sumamente violentos, entre los que se encontraban los vikingos, tienen una tradición antigua diferente a la grecolatina. La película nos ayuda a comprender dicha tradición que está vinculada con la naturaleza, y que tiene como padre de los dioses a Odín, y al paraíso, el Valhala, lugar de reposo de aquellos guerreros que habían alcanzado la gloria. Los dioses establecen el destino de los seres humanos, sobre todo de los reyes y sus príncipes, como el protagonista, que vio cómo asesinaron a su padre rey de Noruega, para hacerse con el trono. El deseará toda su vida vengar esa muerte, y la infidelidad de su madre. Hecho que calmará la rabia con la que vivió siempre, y que le hará reencontrarse con su pasado, y alcanzar, con la guerra, el destino que tenía encomendado, a pesar de la opción de ser feliz, en un nuevo reino, y formar parte del árbol sagrado de los reyes con su nueva descendencia.

El crecimiento de la población española en 2021


La prensa ha dado cuenta de los datos provisionales del Instituto Nacional de Estadística referidos a 2021. La población española vuelve a aumentar tras el efecto negativo de la pandemia. El aumento ha sido en 50.490 personas, un 0,1%. Este aumento reducido nos informa, a su vez, que existe una brecha entre la población española, que desciende, y la extranjera, cuyo aumento es de 1,3%, y compensa el descenso de la primera. Por tanto, el escaso aumento se debe a un saldo migratorio positivo, por el que España alcanza los 47.435.597 habitantes, el mayor número de la historia.

La comunidad más poblada es Andalucía con un total de 8.494.000 personas, seguida de Cataluña, 7,7 millones, y Madrid, 6,7 millones. El número de residentes extranjeros ha rebasado, por primera ves, los cinco millones y medio. De ellos, la mayor subida se da en aquellos procedentes de países extracomunitarios, siendo Marruecos, seguido por Colombia, los principales lugares de origen de los llegados. Crece, por otra parte, el número de residentes de la antigua Unión Europea, sobre todo de británicos e italianos. Estos últimos tienen como objetivo de su elección el retiro y el descanso, mientras los primeros buscan trabajar. 

El estilo de Picasso


 Pablo Picasso fue un artista genial, muy influyente en el desarrollo del arte contemporáneo del siglo XX. Su enorme talento supo absorber numerosas influencias para crear una perspectiva singular en la pintura. Arte y vida, la suya propia y la de su tiempo, confluyen igualmente en su mirada. Podemos hablar de un estilo personal independiente y libre que cambia con el tiempo. Tiene presente a los pintores del pasado, pues su padre era profesor de dibujo, y estuvo matriculado en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, muy cerca del Museo del Prado. Ese espíritu libre, le llevó a recibir las influencias de la nueva pintura que se desarrollaba en París, el centro artístico del momento, donde se fraguaban las vanguardias.




El primer estilo del artista de define por la tonalidad, primero azul de los cuadros, con temas tristes, que representan a mendigos y enfermos, entre 1900 y 1904, cuando cambia, seguidamente a la tonalidad rosa, con temas melancólicos relacionados con el circo. Picasso siempre mostró un portentoso dibujo, preciso en los detalles y creador de las formas. Este talento se observa en estas manifestaciones iniciales. Pero su desafío en el lenguaje pictórico fue con la creación del cubismo, uno de los movimientos vanguardistas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Un movimiento que hunde sus raíces en la obra de Paul Cézanne y en la escultura ibérica y africana. El cuadro, Las señoritas de Aviñón (1907), concretaron diferentes experimentaciones en el nuevo estilo que rompe con la representación del espacio tridimensional de planos de color quebrados en ángulos agudos.




El artista desarrolló el cubismo propiamente dicho entre 1908 y 1916, primero el llamado analítico, de colores apagados y tonos ocres, verdes y grises, donde la representación de figuras estáticas y bodegones se descompone en una maraña de líneas y planos; luego el sintético, a partir de 1912, caracterizado por figuras de color uniforme y contornos geométricos. Además, la pintura se combina, con papeles pintados y otros objetos. Aparecen como temas instrumentos musicales, naturalezas muertas y retratos. Después de 1917, Picasso consolidará un estilo cubista menos constructivo, y creará obras como los Tres Músicos, sin embargo, un viaje realizado a Italia, y el contacto con los ballets rusos, le inspirarán una fase clásica de su pintura, que evolucionará entre 1923 y 1925. 




A finales de los años veinte y a lo largo de los años treinta, cuando Europa vive momentos dramáticos por la crisis económica y política por el avance del totalitarismo fascista, se encontrará próximo al movimiento surrealista. Su estilo se vuelve más expresionista, para representar el dramatismo de la época. La obra capital será Guernica (1937), una pintura comprometida con la Segunda Republica española, que se ve violentada por los avances de la sublevación militar en la Guerra Civil, que denuncia el horror ejercido sobre la población civil. Tras la guerra mundial, la temática se hizo más desenfadada y optimista, e hizo versiones de pintores clásicos como en Las meninas de Velázquez. Una auténtica manifestación de la alegría de vivir a través de la pintura.

Las imágenes de Auschwitz


 La Casa Sefarad-Israel de Madrid muestra la exposición, SEEING AUSCHWITZ, organizada por Musealia en colaboración con el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau, y la UNESCO, sobre las fotografías e imágenes conservadas del famoso campo de concentración y exterminio. Una extensa red de ferrocarriles entrelazaba toda Europa para transportar a los prisioneros judíos. El avance de la guerra, principalmente del frente oriental, obligó a abandonar los lugares de exterminio. Los nazis tuvieron la intención de borrar todas las pruebas del genocidio, pero no les dio tiempo de deshacerse de las propias infraestructuras creadas, como de todos los documentos escritos y gráficos. Muchos prisioneros fueron abandonados, otros obligados a realizar penosas marchas hacia otros lugares no menos crueles que Auschwitz.




Se han conservado muy pocas imágenes fotográficas y dibujadas de Auschwitz, el mayor centro de exterminio de la humanidad. Las que se tienen fueron encontradas de manera casual. El principal lote corresponde al álbum formado por unas 200 fotografías que documentan la llegada y la selección entre mayo y junio de 1944 de judíos húngaros. Constituyó una prueba fundamental para probar los crímenes de guerra. Fue encontrado por Lili Jacob, ex prisionera de Auschwitz de 19 años, en un armario de un barracón de la SS en otro campo lejos de allí, cuando fue liberado por los aliados. La muestra nos enseña a mirar esas fotos realizadas por los verdugos, que consideraban a los recién llegados como una masa a la que esperaba la muerte en su mayoría, sobre todo aquellos que se encontraban en el bosque de abedules en Birkenau, donde se puede observar a un niño que le entrega una flor a otro, sin saber que al lado está la cámara de gas y los hornos crematorios asociados.




No se conservan apenas fotografías de los actos de mayor violencia en las cámaras de gas y los crematorios. Fueron los Sonderkommando, los judíos que trabajaban en esas instalaciones los que se hicieron con una cámara fotográfica, y  asumiendo muchos riesgos, tomaron imágenes semiescondidos tras una puerta abierta de un crematorio, de esas escenas de mayor crudeza. Igualmente, de este grupo, se han conservado dibujos que fueron escondidos en una botella, y otros realizados, tras la liberación. El testimonio verbal de los supervivientes lo muestra la exposición en vídeo. Otro grupo de fotografías son de identificación, y fueron de aquellos judíos destinados al trabajo esclavo. Se conservan miles, a pesar de las destrucciones que hicieron la SS.




Los aliados conocían la existencia de Auschwitz, pues así se los habían comunicado prisioneros que lograron escapar. Los aviones de reconocimiento y bombardeo tomaron fotografías aéreas precisas de sus instalaciones, pero prefirieron destruir las fábricas próximas ante el riesgo que suponía para las victimas. La exposición también incluye aquellas imágenes que llevaban los prisioneros en sus pertenencias, las mayoría referidas a judíos polacos. Igualmente, de los miembros de la SS y los servicios de administración del campo en sus ratos de ocio, que nos hacen reflexionar sobre la naturaleza humana. Finalmente, termina la exposición con imágenes de vídeo de otros genocidios después de Auschwitz, como el de Ruanda o Srebrenica, con textos de escritores que sufrieron la experiencia dramática como Primo Levi o Elie Wiesel. La visita, por tanto, es un recorrido preciso, no extenso, pero significativo del Holocausto judío.

Clase en el Museo del Prado


Ayer viernes realizamos una visita al Museo del Prado. Hemos aprovechado que el grupo de Historia del Arte de 2º Bachillerato tiene pocos alumnos. No hay nada mejor para nuestra materia que poder contemplar las obras maestras de la pintura española e internacional del museo madrileño. El recorrido podría resultar muy extenso, pero lo concretamos, partiendo del Greco, con un trayecto por la pintura barroca española, desde Francisco Ribalta hasta Murillo, pasando por Ribera, Zurbarán, Alonso Cano, y sobre todo nuestro Diego Velázquez. Fue muy rápida la observación de la escuela madrileña del siglo XVII, los pintores de bodegones y de flores de la misma época. Antes de terminar con el estilo barroco, no nos olvidamos de las obras maestras de Rubens, un pintor muy vinculado a nuestro Siglo de Oro.




La última parte de la visita la centramos en Goya, toda su extensa obra que exhibe el museo, salvo los cartones para tapices. Nos pareció muy adecuado que sus cuadros de historia estuvieran junto a las pinturas del mismo tema del siglo XIX, seguidas de las famosas Pinturas Negras. Podríamos haber continuado la visita viendo las obras maestras de otras escuelas y estilos, pero ya el recorrido había sido extenso. De todas maneras, no nos fuimos sin contemplar las pinturas del Bosco, con su extraordinaria originalidad.