La Fontana de Trevi. Roma |
La segunda gran época de la Edad Moderna corresponde al Barroco, durante los siglos XVII y XVIII, hasta la Revolución Francesa. La cultura barroca es propia de las monarquías absolutistas europeas y de una sociedad estamental donde sobresalen los valores de la nobleza cortesana. Tanto el rey como la aristocracia muestran los símbolos de su poder a través del arte, la literatura y la música. En la Europa católica constituye el mejor medio de propaganda de la religión y de la Iglesia romana hasta el punto que era considerado el estilo propio de la Contrarreforma.
En sentido genérico, la cultura barroca alude a lo retorcido e irregular, frente a las proporciones armoniosas, equilibradas y simétricas, esenciales del Renacimiento. En el ámbito del arte, el estilo barroco dotará a los edificios de una escala sobrehumana caracteristico de los poderes absolutos provenientes de la divinidad. Los elementos arquitectónicos, columnas, pilastras, pórticos, bóvedas y cúpulas, adquieren movimiento y formas curvas hasta ahora desconocidas, a la vez que se juega con la luz y la sombra. La decoración se multiplica por las superficies para transmitir la sensación de riqueza y teatralidad al espectador. El espacio urbano, las plazas y avenidas, adquieren un carácter nuevo. Forman el mejor escenario de la cultura barroca, del teatro del mundo. En él participa el pueblo situado en su lugar correspondiente de estamento no privilegiado, pero de actor imprescindible.
La pintura es la manifestación artística más importante de la cultura barroca. Decora los interiores de palacios e iglesias con una profusión desconocida hasta ahora. Frente al estilo renacentista, gana en movimiento y dinamismo. Valora ante todo el color y los contrastes de luces y sombras. El naturalismo y el realismo invaden los temas de los cuadros, tanto religiosos, como mitológicos, retratos, paisajes o de género. La propaganda de la Contrarreforma se vale especialmente de la pintura para transmitir sus ideales. El mundo protestante escoge las características esenciales del estilo para expresar sobre todo los valores de la burguesía comercial que se enriquece en esta periodo.
La escultura barroca se caracteriza igualmente por el dinamismo de las figuras y la representación del instante, jugando con los efectos lumínicos sobre las superficies. La escultura religiosa en madera policromada resulta especialmente naturalista siguiendo los nuevos ideales. De la misma manera gana en carácter decorativo.
La cultura barroca, por tanto, se identifica con la teatralidad y la magnificencia decorativa como corresponde a la expresión del poder absoluto de los reyes, al gobierno de la aristocracia. Un arte de masas para la transmisión de los ideales religiosos y las costumbres sociales, que se manifiesta en los espacios urbanos, en el interior de los edificios. Un arte realista y naturalista, pero también elegante y cortesano, en una Europa de guerras y hambre, de fuertes contrastes. La vida es sueño, breve, cruda y espectáculo.