EL PAÍS |
La sociedad española ha cambiado en los últimos quince años fruto de la rápida llegada de inmigrantes. Nuestro país tradicionalmente tierra de emigrantes y formado por una sociedad homogénea, se ha transformado radicalmente. Hoy podemos hablar de una generación de españoles diferente, la segunda ya de origen inmigrante pero nacidos aquí. Otros países de nuestro entorno ya hablan de terceras y cuartas generaciones de ese origen. Lo vemos en la población que vive sobre todo en las ciudades. Por otra parte, según estudios, el 80% de los hijos de inmigrantes nacidos en España se sienten españoles.
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Cuanto más edad tienen los españoles, más les cuesta ver a estas nuevas generaciones como de su propia nacionalidad, pero los menores de 40 años lo ven con normalidad. Resulta inevitable, a veces, la pregunta con la que se tienen que enfrentar, ¿De dónde eres?, cuando en realidad son de nuestro país, teniendo que especificar que su familia, no. La formación educativa va a resultar esencial para ellos porque de ahí dependerá su nuevo estatus en el futuro, seguramente más elevado que el de sus progenitores. Todo este fenómeno poblacional supone un enriquecimiento cultural para la nueva sociedad española.