Los manuscritos de Leonardo da Vinci


Este año que comienza, se celebra el V centenario de la muerte de Leonardo da Vinci (1452-1519). En Madrid actualmente coinciden dos exposiciones que divulgan la aportación del genio del Renacimiento y muestran la vida y la obra. Han sido impulsadas por Cristian Gálvez, famoso presentador del programa de televisión Pasapalabra. Ambas muestras, una en el Palacio de las Alhajas y otra en la Biblioteca Nacional llevan como título, LEONARDO DA VINCI: LOS ROSTROS DEL GENIO. La elección de la segunda sede es lo más oportuna, por cuanto atesora dos  de sus más importantes manuscritos conservados. Los denominados, Códices Madrid I y II.


Leonardo da Vinci es el hombre del Renacimiento que se conserva una mayor cantidad de material autógrafo, donde registró su constante labor investigadora de carácter científico, técnico y artístico. Pretendía descubrir las leyes de la Naturaleza y crear artefactos que hiciesen la vida humana mejor. A ello se une la enorme capacidad para convertir sus descubrimientos en imágenes donde se hacen más comprensibles los fenómenos analizados. En la pequeña exposición de la Biblioteca Nacional podemos encontrar la reproducción de algunas de las máquinas de su invención. Pero sobre todo, de los manuscritos, contextualizados con paneles que registran su trayectoria vital, los contenidos principales de los mismos, y un conjunto de libros originales de la época.


Los códices fueron heredados del genio florentino por Giovan Francesco Melzi, su discípulo. Luego pasaron a la propiedad del famoso escultor, Pompeo Leoni. Finalmente, serán adquiridos por Felipe IV a principios del siglo XVII, después de pertenecer al coleccionista español, Juan de Espina. El Códice Madrid I, es un tratado técnico que contiene una selección de los principales logros científicos y artísticos. Sabemos que entre ellos se encuentran las reflexiones que dieron lugar a su Tratado de la Pintura. El segundo, no menos valioso, datado igualmente en su madurez, es un ejemplo de cartapacio, de cuaderno de trabajo donde anotaba toda clase de asuntos. Por tanto imprescindible para conocer muchos aspectos de la vida diaria del genio. Por ejemplo, un inventario de los libros de su biblioteca o un listado de las prendas de su vestuario, que nos proporcionan una imagen de auténtico dandi. Y mucha más información, descubrimientos e interrogantes que suscita a los científicos, historiadores y estudiantes, que le transportan a la actualidad.

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