Plaza de San Pedro, Bernini |
El estilo barroco se extiende durante todo el siglo XVII hasta los primeros años del siglo XVIII. Nació en la Roma de los papas que llevaron a cabo importantes reformas urbanísticas para engrandecerla y convertirla en la imagen de su poder. Desde allí, el nuevo estilo, se difundió por toda Europa como un arte de propaganda al servicio de la monarquía absoluta. La ciudad es el escenario perfecto para la nueva arquitectura empleada para impresionar a los súbditos. Surge, por tanto, una característica relevante del nuevo estilo. La necesidad de cuidar los espacios urbanos con perspectivas y ejes que confluyan en puntos de interés, en iglesias o palacios, expresión del poder político y religioso.
Vista del Palacio de Versalles, Hardouin Mansart |
El lenguaje del barroco no supuso una innovación radical como la que analizamos con el gótico o el Renacimiento. Se siguen empleando los órdenes clásicos, sin las reglas tradicionales, más bien de forma libre y caprichosa. Se buscan los juegos teatrales y el predominio de la sensación, frente a la búsqueda del equilibrio y la armonía.
San Carlos, Borromini |
Las plantas y los alzados expresan un movimiento extraordinario. Las formas son abiertas, las líneas dinámicas y los muros se curvan. Así les sucede a los frontones, que incluso se parten. Se prefiere el orden gigante de las columnas, y su fuste se retuerce como en la salomónica. En general, las formas se complican.
Portada del Hospicio de San Fernando, en Madrid, Pedro Ribera |
Se emplea una decoración muy abundante, principalmente de temas vegetales, en las fachadas y en los interiores de los edificios, que se recargan de pinturas y retablos dorados. La inclusión de espejos y profundas perspectivas, refuerzan la búsqueda de efectos ilusionistas.
Cúpula de San Carlos, Borromini |
Las cúpulas adquieren, en consecuencia, un papel relevante, muchas de ellas de formas complejas y especialmente destacadas por la decoración.
El salón de los espejos, Palacio de Versalles |
El arte barroco persigue conseguir lo que se denomina el arte total. La arquitectura se convierte la disciplina fundamental donde confluyen las demás.
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ResponderEliminarLos muebles fusionan elegancia y funcionalidad, armonizando con la decoración para forjar una habitación sublime. Cada pieza se integra con sutileza, transformando el espacio en un refugio acogedor y sofisticado.