Fermín y los niños, Soutelo de Montes, 1957 |
La Fundación Telefónica de Madrid expone una retrospectiva del fotógrafo VIRXILIO VIEITEZ, que reune más de 250 imágenes en blanco y negro y color, algunas conocidas y la mayoría inéditas elegidas entre 50.000 originales conservados. La muestra se divide en dos partes, una primera dedicada a su biografía y al estudio del que fue propietario, donde el visitante puede conocer su trayectoria vital entre 1930 y 2008 cuando murió. En ella se encuentran fotos personales, las cámaras y diferentes objetos que empleó en el estudio. Se dedicó a la fotografía desde su formación en la Costa Brava al servicio del turismo, luego cuando regresó a su pueblo natal, Soutelo de Montes, a principios de los años 50, en el que se convirtió en fotógrafo profesional con estudio propio, dedicado a retratar a los vecinos de su misma localidad y alrededores donde se desplazaba, para los más diversos trabajos que le reportasen unos ingresos, desde comuniones y bodas, hasta funerales. También realizó algunos reportajes para la prensa, la radio y las compañías de seguros.
Fue, por tanto un fotógrafo de pueblo con bastante fama entre finales de los años cincuenta hasta la década de los setenta. El desarrollo del color y la popularización de la fotografía hicieron que su actividad profesional disminuyese hasta que se retiró en 1991. Su hija Enriqueta le dio a conocer al promover una primera exposición en su localidad, a la cual siguieron otras, hasta el punto que el famoso fotógrafo francés Hery Cartier Bresson destacó su valía, que puede comprobarse hoy en las salas de la Fundación Telefónica, en las cuales se pueden disfrutar de copias modernas en tamaño grande de retratos de todo tipo, de cuerpo entero, primeros planos y enteros, individuales y en grupo. De niños, adolescentes, jóvenes, ancianos, y matrimonios, captados en estudio o en la calle, el lugar donde el prefería realizar las fotografías, empleando luz natural, dejando un amplio espacio a las espaldas del retratado, con los más variopintos objetos, que proporcionan a su fotografías la grandeza que las hace valiosas. Atraen especialmente y son las más propias de su estilo, aquellas de plano general que dejan un espacio en primer plano y otro en la parte superior, en el que se utilizan elementos del paisaje o de un vehículo para reforzar la profundidad de campo, sin minusvalorar la figura del personaje.
Un estilo singular asociado a una época de la historia de España, en el mundo rural gallego, en un pueblo de Pontevedra durante la dictadura franquista. Los habitantes, más numerosos que en la actualidad, tenían necesidad de ser fotografiados, para el carnet de identidad, para la cartilla de escolaridad o el libro de familia. Resulta curioso comprobar los rudimentos con que las hizo, situando una sábana blanca colgada en cualquier lugar y captando en plano medio al retratado, a pesar que luego el fotógrafo llevase al papel una parte menor de la figura. Muchas de sus fotografías si se observan los pocos originales o vintages que se exponen, fueron obras de pequeño o mediano formato para clientes sin muchos recursos. En la exposición actual, y en otras que le precedieron, el mayor tamaño permite descubrir la calidad de la composición, los rasgos visuales que consideran al fotógrafo Virxilieo Vieitez como un artista de la imagen, digno de admiración, característica que él mismo fue consciente cuando ya se había retirado, un rasgo de todas maneras común en la historia de este medio.
Esperanza de Covas, Soutelo de Montes, 1960-61 |
Finalmente, las imágenes más valiosas del artista entre finales de los cincuenta y sesenta, tienen un valor igualmente documental para el estudio de la sociedad española de aquellos años. En ellas se observa los cambios culturales y la incidencia del progreso técnico y económico en las gentes del mundo rural gallego. Por tanto una interesante muestra para todos los que estudiamos la imagen desde diferentes puntos de vista, artístico e histórico.
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