Fuente: EL PAÍS |
Un estudio realizado por el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que analiza las 174 ciudades más pobladas del mundo, basado en la movilidad de más de 300 millones de personas, según la geolocalización de sus móviles, ha permitido emitir una serie de conclusiones sobre las ventajas y desventajas de la organización espacial de las urbes. Desde este punto de vista existen dos modelos o tipos. Uno jerárquico o compacto, y otro, disperso en varios núcleos. Correspondería al modelo mayoritario, uno en Europa, y otro, a EEUU. Habría, por tanto, ciudades que tienen una movilidad como cebollas. Los ciudadanos y turistas entran y salen rodeados de capas en las que va habiendo menos movilidad y menos densidad. Otras, las del país norteamericano, se parecen más a un racimo de uvas. El paradigma sería Los Ángeles, caracterizada por muchos centros neurálgicos, rodeados por zonas donde la gente se mueve menos.
Fuente: EL PAÍS |
Las ciudades concentradas o jerárquicas tienen mayor calidad de vida. Se utiliza más el transporte público, se hacen más trayectos a pie, y hay, en consecuencia, menos polución. Esta es la configuración de París, muy jerárquica y compacta con un gran núcleo, según muestran los mapas de calor elaborados en el estudio. De la misma manera, este tipo de ciudades son más eficientes y sostenibles, donde la población se mezcla más entre sí. Este es el modelo de las ciudades españolas, como Madrid y Barcelona, siendo más compacta la capital catalana al estar encorsetada entre el mar y la montaña.
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