Una mujer pintora del barroco

Autorretrato como alegoría de la Pintura

Con motivo del 8 de marzo dia de la mujer en el que se ha reivindicado la igualdad y se ha mostrado el rechazo contra la violencia de género, y coincidiendo con los contenidos que hemos tratado en la asignatura de Historia del arte, cabe recordar la escasa presencia de mujeres entre los artístas hasta el siglo XX. Una excepción, y ejemplo, fue Artemisia Gentileschi, que desarrolló una afamada carrera en Italia durante el siglo XVII. Hija del también pintor Orazio Gentileschi, con el que se formó en el taller, su extraordinario talento para el arte casi fue malogrado por la violación sufrida en su juventud. A pesar de ello pudo lograr un puesto entre los pintores de su época con los que compitió para conseguir encargos que le diesen los sufientes ingresos para subsistir. También logró rehacer su vida personal al contraer matrimonio con un modesto pintor florentino, Pietro Antonio Stiattesi, y  tener varias hijos.

Judith decapitando a Holofernes, 1614-1620

Nacida y formada en la ciudad de Roma, va a recibir como muchos pintores de su tiempo la influencia de Caravaggio en el empleo del claroscuro y en el tratamiento naturalista de los temas, mediante un extraordinario dibujo y un brillante color. Desarrolló su carrera en las ciudades de Florencia, Venecia, y sobre todo Nápoles donde moriría hacia 1654. Fue llamada para trabajar junto a su padre en la corte londinense del rey Carlos I, uno de los mayores coleccionista de pintura de su tiempo. La temática religiosa predomina en sus pinturas, sobre todo aquellas que tienen como centro a mujeres heroicas, lo que permiten una interpretación en clave feminista de su obra, en relación, por una parte, con el suceso violento que padeció de joven, y por otra, con las dificultades que tuvo que superar para alcanzar el reconocimiento en una época donde los pintores eran todos varones.

María Magdalena como Melancolía, 1621-1626

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