Características esenciales de la arquitectura gótica



El segundo gran estilo de la Edad Media fue el estilo gótico. Se extendió mucho más tiempo que el románico, entre finales del siglo XII y el siglo XV. En algunos países como España llegó también a la primera parte de la siguiente centuria. Corresponde a unas nuevas condiciones políticas, sociales y culturales. Al desarrollo de la vida urbana y al creciente poder de los reyes frente a la nobleza guerrera. El feudalismo va a convivir con las ferias, la industria artesanal y el comercio. De la misma manera que una nueva sensibilidad espiritual caracteriza las nuevas sociedades, el nuevo estilo artístico se empleará en todo tipo de construcciones civiles y religiosas que se emprenden en este periodo. Sobre todo las grandes catedrales cuya edificación se prolongarán en el tiempo.


La primera característica esencial de la arquitectura gótica es el predominio del vano sobre el muro. La luz tiene un valor propio, de carácter simbólico, frente a la apariencia de fortaleza de las construcciones románicas. Los edificios tienen mayor altura, un sentido orgánico ascendente hacia el firmamento, lo mismo que en la decoración de las tracerías, de las fachadas e interiores.


 La segunda es el empleo de dos elementos sustentados fundamentales, el arco apuntado y la bóveda de crucería. Sin ellos no podemos concebir este estilo. A finales de la Edad Media, aparecerán nuevas formas como los arcos conopiales, carpaneles, escarzanos y mixtilíneos. Igualmente, la bóveda de crucería se hará más compleja y decorativa.


El empleo de contrafuertes exteriores unidos al cuerpo del edificio por arbotantes, constituye la tercera característica, que refuerza, la verticalidad,  su carácter orgánico, así como favorece aligerar al muro, y por tanto el empleo de grandes ventanales.


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