El problema urbano de la Cañada Real

Sector de la Cañada Real
El estudio de la Geografía urbana española permite interesarse por los problemas del crecimiento urbano en la periferia de las ciudades. Uno de los más importantes de la Comunidad de Madrid corresponde al asentamiento irregular en la Cañada Real, que fue una antigua vía pecuaria para la trashumancia de ganados. En la actualidad está ocupada por casas y chabolas construídas de forma irregular desde los años cincuenta que se extiende por 14,4 kilómetros de la región. Discurre en su mayor parte, unos 13 kilómetros por el término municipal de Madrid, y en menor medida por Rivas y Coslada. En ella viven unas 7.725 personas, cuya media de edad es baja, 25,1 años, de las cuales, un tercio son extranjeros, en su mayoría magrebíes. Un porcentaje significativo son gitanos españoles. La mitad viven en viviendas deterioradas, pero con instalaciones, a veces rudimentarias de agua y electricidad.
Hay locales con actividad económica en su mayoría dedicados a la hostelería, la construcción, talleres mecánicos, etcétera, que dan empleo a 209 personas. La población apenas tiene estudios y casi un cuarenta por ciento de los niños no están escolarizados. Esta gente vive en parcelas y construcciones irregulares por estar en una vía pecuaria, de tránsito público. Sin embargo hubo personas que compraron su vivienda sin saberlo y otras incluso pagan el impuesto sobre bienes inmuebles. Se ha creado por tanto un problema doble, urbano y medioambiental de dotación de los servicios esenciales a cualquier asentamiento urbano, y social, de resolver la problemática de escolarización e integración en los respectivos municipios y comunidades. También se ha creado el estereotipo, sin base, que toda la Cañada Real se dedica a todo tipo de actividades ilegales, mercado de droga y de productos obtenidos por el robo cuando sólo afecta a algunas zonas de la franja.
El pasado mes de enero, la Comunidad de Madrid, propuso un plan para regularizar la antigua vía pecuaria, que mezcla la venta de suelo a los residentes censados y los realojos. El ayuntamiento de Coslada, con un tramo de unos 900 metros, sin apenas infraviviendas, recibió la solución con alegría. Pero, Rivas y Madrid ponen objeciones a una actuación con el menor coste posible, es decir, venta del suelo a los vecinos censados que levantaron su vivienda de forma irregular, y con ese dinero, urbanización  y servicios mínimos. Para Rivas la actuación social debe anteceder a cualquier resolución urbanística, y para Madrid, la venta de suelo sería a precios bajos, de terreno rústico, y no alcanzaría a cubrir los costes de remodelación. Igualmente, el tramo cercano a la incineradora de Valdemingómez, el más problemático, impide dar esa solución a sus residentes, lo mismo para aquellos carentes de dinero.

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