Fotografía por Julia Schulz-Dornburg |
El Museo ICO (Instituto de Crédito Oficial) organiza la exposición, RUINAS MODERNAS, donde se exponen un conjunto de fotografías realizadas por la arquitecta alemana Julia Schulz-Dornburg, de aquellas promociones urbanísticas, complejos turísticos y residenciales, que quedaron abandonadas en medio del paisaje cuando estalló la burbuja inmobiliaria hace unos años. Responde a un proyecto de investigación iniciado en 2010 en el que se visitaron unos 100 lugares y fueron retratadas unas 60 urbanizaciones. Junto a la fotografías se expone también información publicitaria de las inmobiliarias y material de la administración municipal o autonómica sobre los proyectos con la finalidad de unir la ficción de lo que no fue, con la triste realidad de lo que ha quedado.
Una combinación de realidad y ficción para retratar de forma adecuada la especulación inmobiliaria que creó un boom de la industria de la construcción en el que se fundamentó el crecimiento económico de nuestro país antes de la recesión que padecemos en la actualidad. Este auge constructivo empezó en la costa y se extendió hacia el interior con la doble finalidad de obtener grandes plusvalías a corto plazo y potenciar el desarrollo económico del territorio. Pretendía un cambio demasiado intenso y extenso de manera rápida. Fueron años locos, sin límite crítico o racional, cuyos resultados se muestran ante el visitante. Interesan por la incidencia sobre el paisaje natural o propio del sector primario con las secuelas y contradicciones sobre el mismo. De igual manea, por la complicidad política, económica y social para llevarle a efecto, que apostó por un único modelo de crecimiento.
Hoy sabemos que en la época de la especulación inmobiliaria el valor de un simple terreno agrícola podía duplicarse en poco tiempo, si sobre él, los inversores y promotores habían diseñado algún proyecto edificatorio. Las inmobiliarias obtuvieron el dinero para tales objetivos a través de los créditos de los bancos y las cajas de ahorro, a los que llevarían muchas veces a enormes dificultades y a la quiebra por el riego contraído. Así, la crisis financiera de la economía española se basa en la inversión en el ladrillo. Entre las grandes empresas del sector, la primera que solicitó concurso de acreedores fue Llanera, y también, según ha ocurrido esta semana, la que entra en proceso de liquidación. Tal vez le sigan otras en concurso igualmente, en un momento recesivo, lastradas por sus enormes deudas, a las que no pueden afrontar por la competencia que ejercen los mismos bancos deudores, y la acumulación del suelo adquirido, cuyo valor hoy es nulo.
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