Aprendiendo Tai chi, de Creatividad y Turismo |
En el sector terciario de la economía española destaca sobre todo la actividad turística que supone más del 10% del PIB y se encuentra alrededor del 12% del total de la población activa empleada. Desde que España se convirtió en una potencia mundial brilla como un destino que ofrece el modelo sol y playa con buenos precios y calidad, aprovechándose de los kilómetros de costa y el clima benigno en la mayor parte del territorio. La localización en el ámbito mediterráneo y en el Viejo Continente donde se originó la cultura occidental, y ser además lugar de trasiego de diferentes pueblos, ha permitido una amplia oferta del llamado turismo cultural, principalmente centrado en los numerosos e importantes museos, palacios, entornos urbanos de nuestro territorio.
La llamada tercera generación turística se refiere al turismo creativo o experiencial, que responde a una mayor exigencia por parte de los consumidores que desean pasar su tiempo libre de una forma más auténtica o verdadera. El tiempo de descanso lo es para el aprendizaje y el desarrollo individual, manifestando un deseo de expresarse y de conectar con otras personas. De esta manera, se valora más entrar en contacto con las costumbres habituales de los pueblos que se visitan sin la formalidad de los viajes organizados al uso en los que se ven monumentos o se pasa el tiempo disfrutando de la playa y el mar alejado de la vida cotidiana del lugar. Se trata de una mayor profundización cultural y tener experiencias únicas. El mundo online de Internet nos ofrece numerosas páginas webs y plataformas para una clientela cada vez más exigente que pretende enriquecerse aprendiendo la actividad más singular en el lugar más recóndito o el más cercano del planeta. Surge así las opciones de visitar por ejemplo Berlín, conociendo sus casas y la gente común, de trabajar con los cultivadores de arroz en Tailandia o de aprender cerámica en Taormina.
Los turistas que eligen como destino España también se suman a esta tendencia de tener experiencias propias, en la que pueden disfrutar aprendiendo por ejemplo las labores del campo en Navarra o la gastronomía y la artesanía del sitio mientras se descansa. En definitiva nos encontramos ante un tipo de turismo con infinitas posibilidades, tanto como la imaginación y las necesidades de los clientes. Una actividad que respeta mucho mejor el medio ambiente y el consumo moderado de los recursos, por tanto más sostenible de cara al futuro. Igualmente más libre en la elección individual y en el disfrute, sin la masificación y el monopolio de la oferta de los grandes mayoristas que copan el mercado.
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