La pasada semana se ha estrenado en España la película alemana, LA CONSPIRACIÓN DEL SILENCIO (Im labyrinth des schweigens), dirigida por Giulio Ricciarelli, cuyo tema central recoge los juicios realizados por Alemania en los años 60 para castigar a los responsables del campo de exterminio de Auschwitz, tras una investigación iniciada unos años antes. La inició el fiscal general del Estado de Hesse, Fritz Bauer, socialdemócrata y de origen judío. Tal misión la llevaron tres fiscales, uno de ellos, Gerhard Wise hoy tiene 86 años. La película, en cambio, se basa exclusivamente en uno sólo, Johann Radmann, que tiene que hacer un gran esfuerzo para superar las dificultades.
En primer lugar la población creía que todo había sido juzgado en Núremberg. Las responsabilidades de los nazis a otros niveles estaban ocultas por el silencio o por la dificultad de enfrentarse a un pasado tan reciente. Muchos criminales tenían una vida integrada en la sociedad y no había familia que no se la pudiese relacionar con el partido de manera voluntaria o forzada. El protagonista se enfrenta a un colectivo de 8.000 guardias de las SS que había participado en el campo de exterminio polaco. El punto de arranque de la historia se produce cuando una víctima reconoce a uno de ellos cuando ejerce de maestro en un colegio.
Le ayuda un periodista, Thomas Gnielka, que en la realidad, como en la película, proporciona las actas de los miembros de las SS de Wroclaw, en las que aparecían nombres de aquellos que habían matado a tiros a prisioneros. El protagonista es un joven fiscal que promete investigar los papeles. Él ha perdido a su padre en la guerra y no está contaminado por lo que supuso el nazismo. La investigación que tendrá apoyo oficial resulta un trabajo enorme al que se sumará una secretaria y otro fiscal. Puede manejar una enorme documentación conservada por el ejército norteamericano con información relevante y fotografías.
La película tiene, por tanto, un aspecto ficcional. También didáctico, de enseñanza de lo que supuso para el pueblo alemán un pasado tan difícil y de la forma de afrontarle. De esta manera, la historia muestra como el fiscal protagonista se hunde ante la evidencia de la implicación de la población de una u otra manera en los crímenes. Sin embargo, logra restablecerse por la idea, que no es tanto buscar culpables concretos, como de preservar la memoria histórica. Así, el juicio oral se inició en 1963 contra 22 miembros de las SS, de los que 17 fueron condenados. En él declararon más de 200 testigos.
Prisioneros liberados por el Ejército soviético, Elpais.com |
Fue la época en la que fue secuestrado en Argentina, Adolf Eichmann, uno de los organizadores de la llamada Solución Final, para ser juzgado en Israel, y en la que escapó a Brasil, otro de los objetivos, Josef Mengele, el médico responsable de crueles experimentos con humanos. El juicio, así, fue un revulsivo contra el silencio en favor de la víctimas. Llevado a cabo en Alemania por los mismos alemanes. La película coincide con el 70º aniversario de la liberación del campo nazi por el Ejército soviético que se conmemorará este martes 27 de enero al que asistirán una docena de jefes de Estado para rendir homenaje a los más de 1,1 millones de hombres y mujeres que murieron y a los 7.000 que quedaron con vida en él.
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