La pintura de Caravaggio

La vocación de San Mateo, Iglesia de San Luis de los Franceses, Roma
La pintura barroca surgió en Roma casi con el nuevo siglo XVII. Desde su inicio presenta dos corrientes, una clasicista, cuyos mejores representantes fueron los integrantes de la familia Carracci, y la naturalista, más revolucionaria, a mi modo de ver, definida por la obra de Michelangelo Merisi da Caravaggio. Una pintura que entiende la temática religiosa desde una perspectiva cotidiana, practicando un realismo llevado al extremo. Los primeros mecenas que defendieron su estilo novedoso, integrantes de la Iglesia católica, comprendieron que su original tratamiento formal, era el mejor para enseñar los temas del Evangelio. De todas las maneras, los símbolos permanecen en su pintura.

Detalle

 La vocación de San Mateo, pertenece al conjunto de tres lienzos, dedicados al mismo santo, que fueron encargados por Mateo Contarelli, para su capilla en la Iglesia romana de San Luis de los Franceses, donde aún se conserva. Enfrente se dispuso, el martirio, y en medio, la inspiración. Fue el primer gran encargo eclesiástico del pintor, para un conjunto de obras de gran tamaño y de numerosas figuras. En él podemos analizar los rasgos de un estilo que supera los esquemas clásicos. Por un lado, en la escena, se encuentran las figuras de san Pedro y Cristo, en segundo plano, que alza el brazo con la mano señalando al grupo donde se encuentra san Mateo, junto a otros recaudadores de impuestos. El apóstol se da por aludido, para dejar su oficio y seguir a Jesús.

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La escena se capta en un instante al mismo nivel que el del espectador. En un segundo, punto de vista, más arriba, con una gran economía de medios, la escena se complementa con un espacio casi vacío donde hay una ventana. El santo, junto a sus acompañante en la oficina de cambios, visten según la moda de la época, mientras Cristo y san Pedro, al modo bíblico, con túnica y manto. Los rostros de los personajes están caracterizados de forma realista, acompañados de gestos y diversas posturas. La luz dirigida, que surge de la parte superior derecha, los ilumina con fuerte contraste. Una luz sobrenatural, que proporciona un claroscuro que se convertirá en uno de los rasgos más importantes de su estilo, de ahí la denominación  tenebrista dada a su escuela.

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