El Diario de Ana Frank



Uno de los contenidos más relevantes que estamos estudiando este tercer trimestre es el Diario de Ana Frank. Nos sirve como hilo conductor en el contexto dramático de la historia del siglo XX entorno a la Segunda Guerra Mundial. La familia Frank se encerró en Ámsterdam en junio de 1942, en pleno conflicto bélico, tras la decisión de los nazis de deportar a los judíos a los campos de exterminio. Lo hicieron miles de personas en Holanda, para evitar la muerte. El diario que termina en agosto de 1944 cuando la familia es detenida, tras ser descubierta, nos sirve para profundizar en los distintos aspectos humanos relacionados con el Holocausto. 




El diario está escrito en forma de cartas que Ana escribe a una amiga, una forma original de comunicarse con el lector que personifica los contenidos en él mismo. Las dos familias que se encerraron en la llamada casa de atrás, tuvieron que convivir en un encierro prolongado de dos años. Ana, recién cumplidos los trece años, nos describe el miedo a ser detenidos, las noticias inquietantes sobre el destino de los judíos, la relación con sus padres y hermana, el transcurso de la guerra, que a veces le llena de esperanzas. Leer y estudiar llenan su tiempo. Se enteran de lo que sucede por la radio y las personas que les ayudan. Ana, además, escribe sobre los aspectos más personales: la relación difícil con su madre y la más comprensiva con su padre y su hermana mayor, Margot, y de los otros cuatro judíos con los que conviven, la familia Van Peels y el médico dentista, Fritz Pfeffer. Con Peter, de su misma edad, tendría una relación afectiva.




En el diario, Ana, escribe sobre el presente principalmente, pero también del pasado, el origen de su familia, sus antiguas amistades del colegio, y además sobre el futuro tras la guerra. Ana tiene la esperanza de dedicarse al periodismo, y en concreto ser escritora, una mujer independiente. Le gustan todas las artes, y menciona, además del diario, sus cuentos. El verano de 1944 comienza con buenos presagios. La guerra evoluciona hacia la derrota de los alemanes tras el desembarco de Normandía. Sin embargo el peligro por la represión antisemita continua, y el 1 de agosto, Ana, escribe la última carta. Habían sido denunciados a la Gestapo que los detuvo tres días después. Un mes antes había escrito: 

..Me es absolutamente imposible construir cualquier cosa sobre la base de la muerte, la desgracia y la confusión. Veo cómo el mundo se va convirtiendo poco a poco en un desierto, oigo cada vez más fuerte el trueno que se avecina y que nos matará, comparto el dolor de millones de personas, y sin embargo, cuando me pongo a mirar el cielo, pienso que todo cambiará para bien, que esta crueldad también acabará, que la paz y la tranquilidad volverán a reinar en el orden mundial...


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