La vieja friendo huevos, 1618 |
La
vida de Velázquez estuvo unida a la del propio rey, que es la máxima
autoridad política, social y económica del momento. Por tanto, a su
talento excepcional, se unió unas posibilidades de aprendizaje y de
relación social muy diferentes a los demás artistas de su época. Así, se
formaría en el taller de su suegro Francisco Pacheco, para llegar a la
corte madrileña en 1623, apoyado por el mismo valido del rey, el
Conde-Duque de Olivares. Vino avalado por su calidad como retratista que
desarrollaría especialmente en este periodo hasta el final de su obra.
Retrataría a la familia real al completo en primer lugar; a los
servidores más próximos, y hasta a el mismo Papa Inocencio X.
La rendición de Breda, 1635 |
A
diferencia de sus contemporáneos, no pintó tanta pintura religiosa al
estar al servicio del rey, pero si de carácter mitológico, que el le
daba un aspecto de pintura de género, que practicó en su juventud,
pintura de historia y paisaje. Se formó en Sevilla donde recibió la
influencia del Tenebrismo y el Naturalismo de Caravaggio. Luego en
Madrid, al tener acceso a las colecciones reales. Subrayar que Felipe IV
fue uno de los más importantes coleccionistas de pintura en su época al
que sirvió en esta faceta. Los dos viajes a Italia, para comprar obras
de arte, (1629-1631 y 1649-1651) le permitieron, además de recorrer
distintas ciudades y vivir en Roma, conocer la pintura de su tiempo,
especialmente la veneciana.
La fragua de Vulcano, 1630 |
Su
estilo evolucionó, por tanto, a lo largo de su vida, se fue
enriqueciendo con el estudio y el contacto con otros importantes
artistas de su tiempo como Rubens, que estuvo en Madrid en 1628. Un
estilo portentoso que como se ha dicho convierte a la pintura en un arte
exclusivamente viual, mediante el empleo de la luz y el color, de la
llamada perspectiva aérea, la que capta la atmósfera entre el espectador
y los objetos, que tienen diferentes iluminaciones, que disuelven sus
contornos o los precisan más. El artista desarrollará una pincelada
suelta y formalmente abocetada que le permite representar mejor el
ambiente, buscando la impresión visual.
Velázquez
es el mejor pintor para estudiar una época. Estuvo en lo más alto de la
pirámide social. Convivió con el monarca, cuando estos eran absolutos, y
sus servidores más próximos, los validos, los auténticos poseedores del
poder, la nobleza, y el personal de compañía y entretenimiento, que nos
informan de la desigualdad de la estructura estamental. A todos los
representó según su rango y función social, con una extraordinaria
profundidad psicológica. A partir de todo ello, nos podemos hacer una
idea de la importancia de la religión, el honor asociado al nacimiento,
la formación intelectual dentro de la cultura del Barroco.
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