El Museo del Prado durante la guerra


 
Las obras maestras del Museo del Prado corrieron graves riesgos de ser destruidas en la Guerra Civil española por los bombardeos de la aviación franquista sobre la capital. Madrid permaneció sitiado desde el otoño de 1936 hasta el final de la contienda. El ejército popular se propuso resistir hasta el final bajo el lema, No pasarán. En un determinado momento, tuvieron que ser trasladadas a Valencia a la vez que el gobierno abandonaba Madrid, ante el riesgo de su pérdida. La película, LA HORA DE LOS VALIENTES, de Antonio Mercero, nos cuenta este episodio, y además una historia de ficción donde un vigilante anarquista, que se sabía la vida de Goya, va a conservar en su casa su Autorretrato con 69 años, que había quedado olvidado entre los escombros del edificio.





El joven vigilante intentará devolverlo a los encargados de la República, pero un intenso bombardeo impedirá que eso ocurra. Le será robado por un falangista infiltrado en el Madrid republicano, para luego volver a recuperarlo. Lo conservará la mayor parte del tiempo en el respaldo de la cuna de su hijo. Finalmente, la guerra termina, y logra devolverlo a las paredes del Museo, por esas fechas de 1939, vacío todavía, después de ser perseguido por las calles, hasta ser fusilado frente al mismo, simulando la pose del personaje principal de otro cuadro del genio aragonés, los Fusilamientos de la Moncloa. De esta manera, la pintura de Goya se convierte en el hilo argumental frente a los horrores de la Guerra Civil. En este sentido, además, nos sirve para aproximarnos a este acontecimiento fundamental de la Historia de España contemporánea.

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