Despedida en la nueva normalidad

El curso 2019-2020 ha tocado a su fin. Un curso que pasará a la historia por el confinamiento de la población por la pandemia de Convid-19, que ha provocado la suspensión de las clases presenciales, en favor de las realizadas a distancia por Internet. Tanto los alumnos como los profesores nos hemos tenido que adaptar rápidamente a la nueva situación. Ha quedado en evidencia la brecha digital entre algunos alumnos, que es una desigualdad económica, por la imposibilidad de disponer de dispositivos electrónicos y conexión wifi. Además, y en consecuencia, del valor de las clases presenciales como factor de socialización y de igualdad fundamental. A una situación excepcional, se le ha dado soluciones provisionales, pues la enseñanza tiene un diseño en gran medida presencial. Se ha tenido que improvisar con un aprendizaje y una evaluación a distancia. De todas las maneras, ha facilitado la experiencia novedosa, que ya se estaban aplicando, métodos basados en los avances tecnológicos a distancia con numerosas herramientas a propósito.

 El futuro está lleno de incertidumbre. Por una parte, se encuentra la incidencia del virus hasta que no haya vacuna o tratamiento efectivo, por otra, el deseo que la enseñanza vuelva a ser presencial en septiembre con suficientes garantías sanitarias. Habrá que ver qué solución se proporciona sin que haya menoscabo de la seguridad ni de la calidad del aprendizaje.

Los nuevos datos demográficos de 2019

(Fuente: Europa Press)

El año pasado se alcanzó el mínimo histórico de nacimientos en España desde 1941. Una cifra situada en 350.770, unos 13.007 niños menos que en 2018, que había desbancado a 1996 con el peor registro. En la última década la caída se llega al 27,3 %. Esto se debe, por un lado,  a que hay menos mujeres en edad fértil, pues el grupo de ellas entre 25 y 40 años, donde se concentra el 86% de nacimientos está formado cada vez más por generaciones menos numerosas. Por otro, a la bajada, de la fecundidad, en el número de hijos por mujer, que el año pasado se situó en 1,23, en la que incide el retraso de la maternidad por motivos económicos. Empleos precarios, mayor desempleo, la vivienda más cara, y la emancipación más tardía. De esta manera, el año 2019, la edad media se mantuvo e 32,2 años.


Igualmente, el saldo vegetativo, fue el mayor saldo negativo en la serie histórica. Fue el tercero consecutivo, y alcanzó la cifra de 57.146 personas, obtenida de la resta entre los nacimientos de madres residentes en el país a las defunciones, que se cifraron en 417.625, un 2,4% menos que en 2018. La tendencia es que cada vez haya más muertes porque generaciones más numerosas van envejeciendo, y más si hay una pandemia como este año, que afecta más a esta población. Por otra parte, la esperanza de vida llegó al máximo hasta ahora, de 83,6 años en 2019.

La pintura del subconsciente

La persistencia de la memoria, 1931, Salvador Dalí, MOMA, Nueva York

En estos tiempos de pandemia hemos visto, sentido y vivido situaciones extrañas, paradójicas e insólitas debido al confinamiento, al distanciamiento social o a utilizar mascarillas por la calle. Nos recuerda a las imágenes del movimiento surrealista, uno de los más importantes y completos de comienzos del siglo XX. Surgido a mediados de la década de los veinte, en 1924, abarcó la literatura, la pintura, la escultura, el cine y la fotografía. Entorno a André Bretón, destacarón pintores como Max Ernst, Yves Tanguy, René Magritte, y los españoles, Salvador Dalí y Joan Miró, entre otros. Como otros movimientos de vanguardia, tenía un aspecto revolucionario tanto en lo social, como en el arte.

La llave de los campos, 1936, René Magritte, Museo Thyssen

La pintura surrealista estuvo influida por las ideas de Sigmund Freud, los planteamientos del psicoanálisis, que teorizaba sobre dos niveles en la persona. Una consciente, aquella que es racional y determinada por la educación en un ámbito social, y la inconsciente, donde se encuentran los aspectos irracionales, más próximos a los instintos, sin las delimitaciones espacio-temporales. Los surrealistas aspiraban a borrar las fronteras entre estos dos niveles, representar lo prohibido, lo maravilloso, el erotismo y hasta la crueldad. Por ello, también, apelaban a la expresión del automatismo, de lo instantáneo. Lo onírico, el mundo de los sueños, es la puerta de entrada a este nivel oculto de la persona.

El carnaval de Arlequín, 1925, Joan Miró, G.Albr.Kn., Búfalo, EEUU.

Los artistas pertenecientes al surrealismo admiraron a pintores del pasado como El Bosco, Goya y Archimboldo, y contemporáneos como a Giorgio de Chirico y Pablo Picasso.  Cada uno de ellos, desarrolló un estilo propio, según las preocupaciones de cada autor. Por ejemplo, René Magritte, se centró en lo paradójico, y en el impacto conceptual sobre el espectador. Esto lo observamos en obras como La llave de los campos o Los amantes. Joan Miró llevó al lienzo desde el principio un mundo propio repleto de criaturas y signos con un fuerte contenido simbólico. Definió un estilo singular de gran fantasía al mostrar un inconsciente mágico con ricos colores primarios. Salvador Dalí, fue el más mediático, siempre dado a la provocación y a la performance. Desde una técnica precisa en el dibujo, desarrolló imágenes con el método paranoico-crítico, que suponía la superposición de visiones irreales en paisajes desnudos, tomadas de los sueños. Participó en la elaboración de creaciones fotográficas y de cine junto a Luis Buñuel y Alfred Hitchcock.

La caída del turismo en España

(Fuente: elperiodicodeaqui.com)

España es el segundo país en número de visitantes extranjeros detrás de Francia. El cierre de las fronteras por la lucha contra la pandemia de coronavirus, tiene como consecuencia que abril haya sido el peor mes de la historia del sector turístico según el Instituto Nacional de Estadística. Un mes sin viajeros y sin gasto que contabilizar. La caída ha sido vertiginosa, del 100%, desde unos 7 millones de turistas en 2019 o desde un gasto total entorno a los 7 mil millones de euros. Los hoteles han permanecido cerrados y la mitad de los trabajadores se encuentran afectados por un ERTE.

(Xataka Foto)

El anuncio de la apertura de fronteras a partir del 1 de julio trae un cierto optimismo para el sector, que pide que se establezcan zonas seguras en Europa y se lleguen a acuerdos con los principales mercados emisores de viajeros. De todas maneras, no llegarán tantos turistas como en años anteriores y las empresas se verán afectadas por la incertidumbre que ocasiona la pandemia.

La Historia Contemporánea en el presente

(Fuente: RTVE.es

El continente europeo y el resto del mundo están sufriendo las consecuencias de la pandemia del Covid-19, con millones de infectados y  fallecidos, que ha provocado una profunda crisis económica, motivada por el confinamiento de la población, y en consecuencia por el cierre de la actividad productiva en los distintos sectores. La gravedad de la crisis ha sido comparada con otras que sufrió el ser humano en épocas pasadas, un colapso similar al producido por ejemplo con las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. La lucha llevada a cabo, y la posibilidad, que el virus se mantenga vivo entre nosotros por un tiempo hace necesario, en este punto, una reconstrucción solidaria de los distintos países afectados.

(Fuente:wikipedia.org)

Para afrontar una crisis de esta envergadura, se ha tenido que echar mano de la experiencia que proporciona la Historia Contemporánea. El conocimiento de nuestro pasado reciente nos servirá para afrontar con mayor fortuna los retos que nos plantea el presente. De esta manera, en los medios de comunicación, se ha oído hablar de la necesidad de un nuevo Plan Marshall para la Unión Europea, una ayuda millonaria para reconstruir las empresas y la actividad económica, dañados por la lucha contra la epidemia. En este caso los recursos saldrían del marco político supranacional creado poco después de aquel conflicto bélico.

(Fuente: elpais.com)

Para vislumbrar una salida más solidaria y equitativa, se ha puesto el objetivo en reforzar el Estado del Bienestar, es decir la sanidad pública, unos servicios sociales que atiendan a una población, de repente empobrecida. Sería renovar el llamado espíritu del 45, aquella motivación que en el continente europeo creó la protección social para una población que había sufrido los estragos de una guerra. Un planteamiento que partía de la idea que no era justo que aquellos que habían luchado por la libertad, o hubieran perdido su estatus social y laboral, fuesen abandonados, en favor de la recuperación de un sistema económico que beneficiase sólo a unos pocos. De esta manera, se ha buscado en este ejemplo histórico una pauta para recuperar sin dejar a nadie atrás, una nueva normalidad más sólida.